Mi chino y yo

Hoy por hoy, Alberto Fujimori Fujimori es en titulares, conversaciones de mercado, conversaciones académicas y en fueros de diversa índole, sinónimo de autoritarismo y corrupción; y eso pa´que negarlo.

Pero yo tengo otra historia, la misma de mucha gente de mi generación, que luego de racionalizar el asunto despertaron del cuento mágico de un hombre parco, sin dado al "figuretismo", pero "chambeador" que se sentía como uno más del pueblo. Al menos así lo percibía, yo, cuando tenía, maso menos, 7 años; claro sin tanto "floro" ,adquirido por la edad, pero supongo que sería algo así : "Quiero ser como él"

Ya que en ese "chino" se reflejaba una conducta equilibrada de las cosas; el Perú y mi familia materna parecían sanar de sus heridas. Ya que después de varias décadas de presidentes que indirectamente hicieron declinar la estabilidad de mis antecesores; uno le quitó sus propiedades como hacendados (hecho cuestionable, pero en favor de los que lo merecían) en las tierras norteñas de la sierra de la Libertad, otro estatisó la banca, haciendo de algunos varios dólares ahorrados muchos pero muchos Intis que valían tanto como el canalla que fue reelegido; llegó al poder este hombrecito, que pudo sanear la economía de nuestro país, y con eso poder al menos tener con qué comprar y lo más importante poder comprar para poder comer y vestirse y llamar al familiar lejano, y no depender de la vela de la tienda de la "ciega", cada vez que el terror se veía oscuro.

Un hecho imborrable en mi memoria infantil es el haber ido con mi colegio "Siervos de Jesús" en agosto del año 1992 a la casa de Santa Rosa en la avenida Tacna, y haber depositado con mi fe, ahora extinta, una carta en la que pedía que se capture a Abimael Gúzman, y un mes después el milagro ocurrió; para mi no existía Ketín Vidal o Benedicto Jimenez; para mi quien lo había capturado era el "Chino". Tengo un recuerdo vago de ese 12 de setiembre, haber estado en la casa de mis abuelos, donde pasé casi 10 años de mi vida, con mi abuela tejiendo y con mi hermano sentados en el piso, sin poder creerlo y repitiendo que yo había enviado una carta a San Rosa, como muchos ,seguro, lo hicieron.

Dado que la situación mejoraba de a pocos, y de una bronca marital de mis progenitores, fui a parar a un colegio nacional : 2083 Virgen del Carmen ( del cual guardo muchos bellos recuerdos , aunque no por sus aulas, si no porque me permitieron desarrollarme en lo que ahora estudio y ejerzo) pero el recuerdo es el siguiente; el gobierno daba desayuno a todos los chicos, se repartían bolsas de leche y galletas; me acuerdo de compañeros que recolectaban las boslitas de esos otros ( me incluyo) que no podían beber de esa leche; ya que mi madre me acostumbró a la leche Gloria, aunque las galletas no estaban nada mal. Esa práctica de no recibir , pensando en que hay alguien mas que lo necesita, me sigue hasta estos años universitarios , con mi nunca visitado comedor sanmarquino. (gracias Mamá por la comida de cada día)

A parte repartían uniformes y demás indumentaria, para la gente que no podía comprarse un polo o una chompa, y puedan ir al colegio como escolares; y es que como escuché alguna vez a un profesor de filosofía; la dignidad es lo más importante, y ese par de zapatos o esa chompa lo integraba al resto y aunque la pobreza no se aliviaba con ese regalo marquetero, al menos le daba la sonrisa a un compañero y un alivio a sus padres.

Y mi tercer recuerdo, ya de más grande, es el haber seguido, como todo el mundo, lo que pasaba en la residencia del embajador del Japón, casi cuatro meses pegados a las noticias, queriendo saber qué iba a pasar; hasta que el 22 de abril de 1997, pasó; el comando Chavín de Húantar irrumpió en el recinto y eliminó a esos malditos terrucos ( así pensaba mientras veía las imágenes, y sé que fue el pensamiento de muchos) salvando la vida de 71, de los 72 rehenes cautivos; dos imágenes me vienen a la memoria mientras escribo: 1) La de un comando quitando la bandera del MRTA y 2) la del "Chino" sonriente cual cobrador de combi colgado de la puerta, junto con los liberados. Fue la primera vez consiente en que me sentí orgulloso de ser PERUANO, la segunda fue con cienciano y ahora con los "jotitas", pero la primera vez nunca se olvida.

Hasta que llegaron los "vladivideos" y todo lo que había construido sobre él (Fujimori) se fue resquebrajando de a pocos y en pedazos pequeños, primero no lo acepté, lo negué; como se niega la realidad cuando es adversa; hasta que lo acepté.

Por eso verlo hoy preso me llenó de nostalgia, de tener la pregunta y ¿dónde está ese chinito que idealicé, alguna vez?

Supongo que se quedó en mi niñez y en la tuya (si tienes mi edad), pero ya muchos despertamos ,quizás yo más tarde que otros. Fujimori cometió delito, estoy seguro que sí, y espero que sea castigado.

Pero, sabes mi estimado lector, duele saber que en el Perú todos los héroes son de barro.

 

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